FINAL DE FIESTA

Lorena llegó a la fiesta y apenas entró vio a su ex con su nueva novia. Rápidamente se dirigió a abrazarlo, y saludó efusivamente a la chica tras ser presentadas. El resto de la noche no volvió a cruzarlos. Y recién al llegar a su casa se puso a llorar.

TRANSPARENCIA

Sin pruebas en su contra, ni los testigos que lo incriminaban, y corroborándose su presencia en otro lugar en el momento del hecho, Agustín Mirantoni fue declarado inocente. A pesar de las sospechas, había sido uno de los juicios más transparentes de los últimos años, declaró el comisario Enrique Mirantoni.

RUTINA

Llegó al bar a las 6 de la mañana, pidió su desayuno y leyó el diario hasta las 12. Luego de almorzar salió a caminar hasta las 14. Entonces, subió a su auto y regresó a su casa. Todavía no sabía cómo confesarle a su esposa que lo habían despedido.

LLORÓ

Lloró. Sus lágrimas brotaron expedidas con vehemencia, e inundaron sus mejillas al ritmo de un sollozo desconsolado. Lentamente cayó arrodillada y el llanto se hizo mudo, cruel, inhumano. Entonces la luz se apagó y los aplausos llenaron la sala, y ella se incorporó sonriendo feliz, como cada final de función.

PLAN B

Ya lo tenía todo resuelto, compraría el veneno, volvería a su casa, miraría su película favorita, almorzaría lo que más le gustaba, y a media tarde tomaría la pócima que lo haría dormir para siempre. No contaba con que la vendedora lo despediría besándolo en la comisura de los labios.

ESTRATEGIA

Gustavo pateó la puerta de la iglesia para detener el casamiento de Natalia. Media botella de whisky lo había envalentonado para irrumpir gritando que él era su verdadero amor. Pero ella lo conocía demasiado, por eso en la invitación que le dio había hecho poner la dirección de otra iglesia.

SEDUCCIÓN

Se acercó a pedirme fuego y me sedujo con su mirada provocativa. Claro, ayudó su muy pronunciado escote. Y su voz sensual. Me abrazó para agradecerme y su aroma me subyugó. Su seducción fue tan avasallante que recién quince minutos después de haberse ido noté que me faltaba la billetera.

DEDICATORIA

Cuando “El madera” Venturini hizo el gol, corrió hacia la tribuna señalando a su madre, y levantándose la camiseta dejó ver otra en la que decía: “FELIZ CUMPLE MA”. Ella se emocionó hasta las lágrimas y todos aplaudieron la dedicatoria. Poco importó que el cumpleaños haya sido ocho fechas atrás.

DECORACIÓN

Al redecorarse la empresa, los tres gerentes adornaron sus oficinas con cuadros de sus preferencias. Sorensen colgó un colorido y rectilíneo Mondrian; Piris, un clásico de Botticelli; en cambio Vázquez hizo enmarcar varios dibujos hechos con crayones en hojas de cuaderno. Y fue el único que cenó con el autor.

EN LA MIRA

Desde la terraza del edificio, apuntó con frialdad. En la mira de su arma aparecieron los hombres entre los cuales estaba el que debía matar. Buscó durante varios minutos a su víctima pero no pudo recordar cuál de todos era. Su carrera de sicario estaba siendo aniquilada por el Alzheimer.

INSTINTO MUSICAL

Como cada domingo, el viejo blusero recaudó en su esquina lo suficiente como para medio pollo al espiedo, una ensalada y un vaso de vino. Pero esta semana también resignó la cena. Necesitaba una nueva armónica, y su instinto musical siempre fue más potente que las quejas de su estómago.

OLVIDO

Después de atravesar el desierto sin agua ni comida durante nueve días, al llegar a destino notó que había olvidado algo en el camino. —Un hombre no está completo sin su sombra. —dijo. Y sin esperar respuesta, dio media vuelta y regresó por ella. Nadie pudo decirle que había muerto.

REENCUENTRO

Me sorprendió al saludarme en la calle, era mi gran amigo de la infancia. Habíamos recorrido juntos las primeras aventuras, los primeros años escolares y los primeros amores. Éramos inseparables e incondicionales. Ahora hacía veintidós años que no nos veíamos. Y mientras conversábamos, yo luchaba ferozmente por recordar su nombre.

ELLA

La esperó a la salida de la escuela. No les dijo a sus compañeros que le hablaría, para evitar las burlas si era rechazado. Cuando apareció, la miró a los ojos. Ella también lo miró, y pasó a su lado lentamente. Le pareció bella como nunca, mientras la veía alejarse.

CRUCE

Gabriel y Dante se cruzaron en la entrada de un bar. Después de quince años de amistad, ahora llevaban siete sin verse. La penúltima vez había sido cuando Gabriel le contó que Lara lo había dejado. La última vez, cuando Dante le dijo que había empezado a salir con ella.

LA CITA

Víctor tenía todo preparado. Una mesa con velas, comida a punto, champagne en el freezer. Había elegido la música estratégicamente. Primero, algo de los ‘80s, luego, The Beatles, y lentos clásicos para después de cenar. Ensayando su declaración de amor, se quedó dormido. Lo despertó el sol de la mañana.

ZORRO

Corrió varios kilómetros escapando de los perros de Don Hilario. Las heridas sufridas deberían haberlo escarmentado como para no volver a intentar comerse las gallinas del viejo. Y si se tratara de hambre podría resistir y salvarse, pero un zorro no decide, sólo obedece. Su instinto lo obligará a regresar.

DESDE LA WEB

Después de chatear durante meses hasta largas horas de la madrugada, se encontraron en un bar. Él estaba nervioso, ella estaba asustada. Conversaron durante unos pocos minutos, luego los silencios se hicieron cada vez más largos. Eternos. Insoportables. Desde la web se amaban intensamente, por eso no volvieron a encontrarse.

EL CENTRO DE LA FIESTA

Sería su gran noche, estaba preparada para lucirse hasta la madrugada. Y así lo hizo. Brillaba, era una obra de arte. Los invitados la miraban con admiración. Pero ella sabía que su esplendor tenía un límite. Al amanecer, el sol derretiría su cuerpo de hielo, para convertirla nuevamente en agua.

SACRIFICIO

Primero vimos una película tailandesa que duró más de dos horas. Luego, fuimos al museo, donde había pocos interesados en la evolución del arte escandinavo. Y después, a una disertación sobre el desorden climatológico mundial, con siete oradores. Debe haber pocas cosas más sacrificadas que enamorarse de una chica culta.

DE LA MANO

Habían hecho un pacto, saltar al vacío, juntos. De la mano. Llegado el día, él no pudo permitir que ella lo siguiera en su locura, y decidió hacerlo solo. Cuando ella despertó esa mañana, él ya se había ido. Mientras leía la carta que le dejó, recibió la visita policial.

EL CIERVO, LA MOSCA Y EL ATÚN

Había una línea recta entre la mira de mi rifle y el pecho del ciervo. Estaba a cincuenta minutos de saborear unas costillas asadas en pleno campo. Una mosca se metió en mi oído, justo al disparar. Ahora, hay una línea recta entre mis ojos y una lata de atún.

HOMENAJE

Para homenajearlo, ella preparó el asado como a él le gustaba, con papas bien doradas, cebolla crujiente, y tiras de ají morrón. Mucha sal sobre la carne, mucha pimienta. Sonrió al pensar que el condimento lo haría estornudar, pero no, él ni pareció sentirlo antes de entrar en el horno.

LOS RECUERDOS

—Los recuerdos pueden lastimarte. —Dijo el anciano, vaciando en el río la preciada mochila de Alexis. Luego se la entregó, secó las lágrimas del niño, y se fue satisfecho. Alexis esperó que su abuelo se aleje, sacó del bolsillo la cruz que él le había regalado hacía mucho, y sonrió.

UN MUNDO DE POSIBILIDADES

Hizo girar el tambor del revólver y gatilló. No había bala. Entonces, un mundo de posibilidades pareció abrírsele delante de sus ojos. Dinero, viajes, autos. Una mansión. Y todo volvió a desaparecer cuando al competidor que le quedaba tampoco le salió el disparo y nuevamente era su turno de gatillar.

SIN PARAR

Llevo seis horas manejando sin parar y aún me tiemblan las manos. Pero todavía no estoy lo suficientemente lejos. Creo que el miedo ni me dejó cerrar los ojos desde que salí. Temo hacerlo y ver su rostro, su bello vestido blanco acercándose, y a todos mirándome huir del altar.

CEREMONIAL

El ceremonial indicaba que la princesa debía saludar a cada invitado presente, uno por uno. Ellos no debían mirarla a los ojos, apenas podían tomar suavemente su mano enguantada, reverenciándola en silencio. Al anochecer, sola en su habitación, ella sólo recordaba la cara de quien se había atrevido a sonreírle.

ME QUIERE

Benito subió al micro para irse del pueblo. Llevaba un bolso, su guitarra, y una margarita con un solo pétalo. Entre quienes fueron a despedirlo no estaba Marcia. Aun así, él sabía que ella lo quería y que eso no iba a cambiar, mientras no arrancara aquel mentiroso último pétalo.

MUTUAMENTE

Bajo un álamo se encontraban cada tarde para contarse sus recuerdos. Nicanor narraba sus aventuras en el Pacífico, comandando la Armada Española, Carmen detallaba sus largos viajes por el continente, y sus amores ocultos. En las historias, Nicanor era Sebastián, y Carmen era Lucía. Y ambos se creían todo, mutuamente.

DESFILE MILITAR

La gobernadora abrazó emocionada a la presidenta mientras desfilaban delante de ellas, bajo el cielo rosa, las tropas militares comandadas por la Jefa del Ejército, en honor a la visita de la reciente Papisa. Habían cambiado muchas cosas desde que en el Vaticano se había declarado que Dios era mujer.

SIETE

Siete. Vio a su padre agarrándose la cabeza, y su expresión de sorpresa. Ocho. Aunque veía nublado, distinguía el brillo de las lágrimas de su novia. Nueve. Sentía los gritos de su hermano por sobre los demás y quiso levantarse. “¡Out!”, dijo el árbitro, y dio fin a la pelea.

TRANSACCIÓN

Como siempre, se encontraron en el mismo bar de la ciudad. Él, con el dinero. Ella, con la mercancía. Casi no intercambiaron palabras, pero la transacción fue perfecta. Segundos después, ella lo saludó y salió muy aprisa. Y él, como en cada encuentro, estuvo a punto de confesarle su amor.

SUPREMA DEFENSA

La exposición de la defensa fue tan clara, y los argumentos a favor del acusado, tan contundentes, que el público se había quedado en silencio aún varios minutos después de finalizado el discurso. Había logrado emocionar al jurado. Y hasta el juez lo felicitó, después de sentenciar la cadena perpetua.

INFALIBLE

Las seducía de manera explícita, directa, casi mecánica. Desde la primera mirada su triunfo estaba asegurado. Las atraía, las deslumbraba, y sus ojos claros hacían el resto. Conquistar era su arte, por lo que jamás estaba solo. Su maniobra era tan certera e infalible que nunca pudo conocer el amor.

EL DON DE LA VENGANZA

Cuando la conoció, lo primero que él le criticó fue el sobrepeso. Luego, lo mal que vestía. Y sus dientes desparejos. Ni hablar de lo que decía de sus cabellos poco organizados. Ni de su pésima labor como cocinera. Pero ella tenía el don de la venganza. Ayer se casaron.

LA BOTELLA

Como cada mañana, corría por la orilla de la playa cuando encontró la botella con el mismo mensaje de auxilio. Era la tercera vez en dos meses. Esta vez no volvió a tirarla al mar, se dio por vencido. Supo en ese instante que ya nunca saldría de la isla.

DESDE AHÍ

Aunque no parezca, esta estación tiene mucha historia. En esta parte fue donde una vez el tren chocó cuando estaba llegando. Había descarrilado veinte metros antes. En aquella barrera atropelló un ómnibus que cruzaba. Ese día hubo dos muertos. Y en ese andén..., desde ahí me tiré a las vías.

CELO

Eran cuatro. Me seguían desde hacía dos calles, y no me habían alcanzado gracias al tránsito, que aprendí a esquivar. Pero faltaba para llegar a mi casa y estaba segura de que iban a empezar a correr para agarrarme. Entonces entendí por qué no me dejan salir estando en celo.

TRUEQUE

Al quedarse despierto y descubrir a su madre vaciando el recipiente con agua y llevándose el pasto que había juntado con él, Santi se dio cuenta de que si bien los Reyes Magos le dejarían la bicicleta que había pedido, también se estaban llevando su inocencia en la misma noche.

EL DUELO

Sintió el tirón. Era un pez espada. La lucha duró aproximadamente dos horas, pero no estaba dispuesto a perder. Lo había visto muchas veces salirse con la suya, y él sería el encargado de atraparlo. Estando a dos metros, pegó el tirón final y atravesó al pescador con su punta.

PARANOIA

No lo había advertido, un hombre escondido tras un gran periódico me seguía, seguramente desde que salí. No sé cuál sería su intención. Entré al primer bar que encontré, pero allí me esperaba otro, disimulando también su mirada con otro diario. Estoy cercado. Ahora es el mozo quien me mira.