domingo, 22 de junio de 2014

CEREMONIAL

El ceremonial indicaba que la princesa debía saludar a cada invitado presente, uno por uno. Ellos no debían mirarla a los ojos, apenas podían tomar suavemente su mano enguantada, reverenciándola en silencio. Al anochecer, sola en su habitación, ella sólo recordaba la cara de quien se había atrevido a sonreírle.

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